Sabrina Traverso es una de las barmaids que más seguimos por su profesionalidad y la originalidad que le pone a los cocteles que incorpora a su carta. Desde hace un tiempo nos había avisado que estaba en un nuevo proyecto. Esto se materializó en la apertura de Lignee, uno de los bares que más dará de qué hablar en este año que comienza.

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En palabras de ella, la inauguración se hizo esperar, debido al nivel de exigencia que le pusieron para convertir una casona de Lavalle en el tipo de bar que estaban buscando. La amplitud del lugar, la altura de los techos y el estado en que se encontraban, convirtió en todo un reto la restauración y conseguir la atmósfera de lo que estaban buscando. Aprovecharon muy bien la distribución del espacio creando diferentes entornos, cada uno con su propia identidad y el nombre de una familia patricia porteña. El concepto detrás de este bar es recrear la atmósfera de los palacios de la aristocracia argentina de principios del siglo pasado. Así surgió el nombre, Lignée (“Linaje”, en francés), que define el espíritu y el estilo de la decoración.

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Para lograr esta experiencia al nivel a la que apunta, con un público selecto y de paladar exigente, Sabrina Traverso está al mando de la barra. Esta barmaids se ha hecho a sí misma labrarse su reputación a fuerza de trabajo y perseverancia. Descubrió la magia alquímica de mezclar ingrediente y dar nacimiento a cócteles y desde ese momento no ha parado. Incluso fue propietaria de un bar allá en sus inicios en este mundo con lo que está plenamente capacitada para no solo gestionar la barra, sino hacerle frente a inventarios, proveedores, entrenar al equipo y así sacar lo mejor de todos. No por gusto fue una de las finalistas al World Class Argentina del 2018.

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Se sigue superando, estudia en sus pocos ratos libres y no para de leer bibliografía en el tiempo que le puede robar a sus horas de descanso. Siempre pensando en sabores a combinar y anotando toda idea que en algún momento puede concretarse en nuevo trago como son los que adornan la carta de Lignee: el Negroni Shusheta, una combinación de Gin Tanqueray, Campari, Carpano Rosso, Oporto Towny y Cherry Bitter Shrub. Esta reversión del Negroni brilla en un Buenos Aires donde este cóctel es hoy por hoy el rey indiscutido de los clásicos. Otro imperdible es el John Perona, con una presentación que te hace salivar de la ansiedad. Es una bomba de sabores compuesta por Johnnie Walker Red Label, Strega, Almibar de Anis Estrellado e Hinojo, Lima, Jugo de Manzana y Bitter Angostura. Otro de los clásicos es el Penicillin, una mezcla de Johnnie Walker Black Label, Jugo de Limón y Jengibre, Miel y Malta Ahumada. Este trago en sus manos se vuelve un must a probar. La elaboración de hielos cristalinos (campo casi virgen aun en Argentina) es uno de sus intereses más fuertes y se ha convertido en una evangelizadora prácticamente en esta labor.

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Lignee nos invita a vivir una experiencia nueva en un lugar único, tanto por la ubicación en la mismísima peatonal Lavalle, a metros del Obelisco, como por su decoración vintage entre terciopelos, cúpulas, murales, una pared verde agua, pavos reales, botellas de cientos de colores y un ambiente que te hace sentir en la época que el progreso, modernidad y lujo llevaron a Buenos Aires a transformarse en una capital capaz de medirse con Europa. La frutilla del postre es ver la destreza de Sabrina Traverso y disfrutar de sus cócteles.

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Por Daniel Díaz Canel

Fotos: Gaston Santamarina Macia