Tuvimos el placer de asistir a la cata de los vinos de la Bodega Mosquita Muerta en enoGarage Barrio Norte.

enoGarage es una vinoteca que profesa el concepto de vinos “boutique” o de poca producción, y no solo es un lugar de compra sino también un punto de contacto para degustarlos sin miedo.

Al entrar nos encontramos con un local un poco estrecho, pero lleno de sonrisas, donde Claudia y Micaela, ambas encargadas del mismo, nos recibieron con mucha amabilidad y por demás conocimiento, llevándonos al entrepiso donde se realizaría la degustación.

Mientras se acercaba la hora de empezar nos fuimos acomodando y pudimos conversar con varias personas, es increíble lo que reúne el mundo del vino, gente amable, profesionales, parejas que buscan aprender, personas de todas las edades, que buscan lo mismo, conocer más de algo que es tan insignia como el tango, nuestros vinos, y no por algo se dice que para “vivir bien” se necesita una copa al día (mínimo).

La degustación de esta semana correspondía a la Bodega Mosquita Muerta, especializada solo en Blends, proyecto generado en 2010, que buscaba seleccionar con cuidado variedades de uvas propias y de terceros. ¿Cuál es el objetivo de esto? Destronar la idea de que un blend es un vino impuro, de mezclas; reivindicando que una buena combinación de sabores enaltece las propiedades del producto. Así lograron combinar grandes Blends, con Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Syrah, Bonarda y Merlot; como también incursionando en Blends de Blancos como Chardonnay, Viognier, Sauvignon Blanc y Moscatel de Alejandría.

Durante la noche exploramos cinco vinos: Perro Callejero, Pispi, Mosquita Muerta – Blend de Blancas, Sapo de Otro Pozo, y Mosquita Muerta – Blend de Tintas.

Empezamos con Perro Callejero, netamente realizado con Blends de Malbec, se llama de esta forma ya que recuerda a la búsqueda de lo simple, de lo que esta “ahí afuera” un vino compuesto por:

Perdriel | 50% Malbec Altura: 930 msnm
Vista Flores | 25% Malbec Altura: 1020 msnm
Los Chacayes | 25% Malbec Altura: 1092 msnm

Nos cuentan, que este Blend tiene un leve paso por roble francés durante 6 meses, producto que grita Mendoza a los cuatro vientos, y te ataca con sus notas a ciruelas y chocolate.

Seguimos con Pispi, y si, la primera pregunta es… ¿Pispi? y ¿ese nombre? pero no encontramos respuesta, así que la buscamos dentro de la copa, y después de que degustamos este excelente blend, ya olvidamos que íbamos a preguntar. Un vino que se compone de:

Fermentado en huevos de hormigón durante 25 días, muy equilibrado, atento, listo para el paladar. Con un color intenso y buena estructura. De esos vinos, que no se pueden parar de tomar.

Nos traen una picada con pan casero para recuperar energías y buscando un poco de frescura, descorchamos el Mosquita Muerta – Blend de Blancas, dentro de la línea este es el más actual. Su frescura sorprendió, y un sabor que fácilmente descubre el Moscatel, buena combinación que aclara todo paladar, compuesto por:

Llegando al trayecto final, pasamos a Sapo de Otro Pozo, ligero y fresco, muy aromático, con pasaje por huevos de hormigón y roble francés. Cuando te queres acordar, ya casi desapareció, compuesto por:

Vista Flores | 30% Malbec Altura: 1020 msnm
Gualtallary | 30% Malbec Altura: 1450 msnm
Los Chacayes | 20% Syrah Altura: 1100 msnm
La Consulta | 20% Cabernet Franc Altura: 1020 msnm

Por último, el top de la Bodega, Mosquita Muerta – Blend de Tintas, un blend que tiene de todo, pasión, estructura, composición y mucho corazón. Se dejó decantar por un buen tiempo, para que se arme en toda su potencia. Sedoso, fresco con notas de frutas maduras, solido cuerpo, y con un buen final de boca. Especial para guardar, compuesto por:

Redondeamos una degustación llena de buenos momentos, y gente que empezó como desconocida, se convirtió en amiga por un rato, compartiendo anécdotas chistes y risas. Y nos fuimos conociendo un poco más de nuestro país a través de los sentidos. Sin dudarlo, Mosquita Muerta va a dar pelea a muchos “pesos pesados” y de a poco los blends irán dándose un lugar en nuestra mesa.

por Fabio Pedro Palumbo