Hace dos años, en esta fecha, pasaba mis primeros días de trabajo en un crucero. Recientemente contratada para trabajar como Sommelier (o Wine Steward), y con la cursada terminada hacía poco, la vida a bordo generaba grandes ilusiones, con alma de aventurera, me decidí a probar ser casi una marinera.

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Es allí donde sentiría realmente y en primera persona que “el estudio nunca se termina”, estando en contacto con vinos de todo el mundo y compañeros de culturas tan diversas, donde uno puede llegar a comenzar a comprender lo amplio del mundo. Como todas las compañías grandes, las promesas de crecimiento son parte de la cultura y a mí las ganas no me hacían falta. A los pocos meses de estar trabajando comencé a preguntar cómo llegar al puesto de Head Wine Steward, el jefe de todos los Sommeliers y persona a cargo de la Cava, y el Gerente del Bar me contestó, siendo certificado por la Court of Master Sommeliers, únicamente con una certificación internacional se podía lograr el ascenso. El tema quedó allí, pero la inquietud había sido plantada.

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Ya a unos meses de estar de vuelta en Buenos Aires vi el aviso de la apertura de inscripciones para hacer el WSET 3 (Wine and Spirit Education Trust) y me convencí de que sería un paso en dirección a donde quería llegar.

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Fue hablando de esta decisión y otros deseos con un gran amigo y profesional, Marcelo Figueredo, que le pregunté su opinión sobre la certificación, a lo que me respondió si lo quería hacer como preparación para el Concurso que tenía lugar a fines de octubre. En ese momento poco entendía del concurso y menos aún sabía.

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Me parecía algo extremadamente difícil y que requería preparación de varios años previo a presentarse. Le contesté que no, que buscaba perfeccionarme y hacer mi perfil más atractivo. Lo entendió, pero insistió en que pensara en prepararme.

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Más adelante, luego de haber presentado el primer examen, un correo de la Asociación Argentina de Sommeliers llega, lograron reunir a tres Master Sommelier y un Master Sommelier también Master of Wine (uno de los pocos que hay en el mundo) para en tres jornadas compartir algo de sus conocimientos, sus métodos de cata, estilo de servicio y tomar finalmente uno de los exámenes más prestigiosos que nos certifica como Sommeliers a nivel internacional.

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Habiendo pasado esa experiencia con muchos nervios al igual que satisfacción, Marcelo volvió a insistir, y Fernando, Director de la Web no se quedó atrás. Lo pensé, lo dudé, y la idea empezó a crecer.

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Decidí hablarlo con alguien que supiera más del tema y me pudiera dar una idea más real de cómo sería la experiencia. María Barrutia había sido docente durante la cursada del WSET, así como también Flavia Rizzuto. Con la experiencia de CAVE preparando candidatos en concursos anteriores sabía que era un excelente lugar para tomar como referencia. Le pedí a Marí su opinión profesional, si valía la pena presentarme.

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En este punto, mi mayor preocupación era “perder”, el fracaso. Fue en ese momento que recibí el mejor de los consejos, recorrer el camino ya es parte de ganar.

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Es claro que la mayoría de los que competimos, lo hacemos porque queremos ganar, ser el número 1, pero prepararse para el Concurso para mí fue más que eso. Una vez que desde CAVE me abrieron las puertas y me ayudaron a entrenar caí en la madriguera del conejo como Alicia, hacia un mundo de investigación, estudio y cata como nunca antes lo viví. Exámenes, catas, reconocimiento de bebidas, prácticas de servicio, maridaje, todo en un formato compacto y sin perder intensidad.

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Pasé de viajar con una cartera pequeña, a una más grande (y con bolsas) a simplemente rendirme y volver a las mochilas. Andar con una Tablet, un Kindle, al menos un cuaderno, miles de lapiceras en búsqueda del mejor y más rápido trazo (y ni hablar de libros…), intentando aprovechar cada minuto entre las reuniones semanales en la escuela y el trabajo.

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Sí, como seguramente estés pensando, mi mochila en esos momentos pesaba alrededor de 3 kilos. Eso sin contar el trasladar botellas de acá para allá tanto para buscar muestras como para llevarlas hacia nuestro centro de operaciones. Quien dijo que el conocimiento no pesa (u ocupa lugar), debería venir a tener una charla conmigo…

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Para apoyar estos grandes esfuerzos Marcelo y Fernando idearon un plan de catas semanales donde poder practicar lo ejercitado en CAVE y mejorar mis puntos débiles: el manejo del tiempo y la consistencia en la cata.

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Los encuentros de Cata con Marce no quedaban atrás en cuanto al peso, llevábamos varias botellas, un kit de aromas, libros y una #BanghoCloud, y gracias a ella por lo menos teníamos un poco menos de peso.…

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Fue así que tuvimos nuestro primer encuentro… casi una docena de vinos. Al momento del primer flight Marcelo me sienta y me dice… ¿Vos te das una idea de cuánto tenemos invertido en la cata de hoy? Hay más de $1500 acá, necesitamos hablar con algunas bodegas porque no llegamos nosotros solos.

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Gracias a la colaboración de varios amigos Sommeliers, agencias de prensa y dueños de bodegas como Natalia Rodriguez Beluardi de la Consultora STG con muestras de Goyenechea, Casa Montes y Quara; Majo Carvajal de Wine Spotters con Batracio, 6962, Sur de los Andes; Nata Di Meglio de DKP Distribuidora con Kaiken, Montes Alpha; Ana Cetro de Bodega Patritti; Pamela Festa de Callejón del Crimen; Marcela Rienzo con su KIT Spiritu – Aromas de Vino, entre otros, pudimos lograr un entrenamiento intensivo y diverso.

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Complementado por vinos de Salta hasta Neuquén, de Chile, Sudáfrica, España, Francia e Italia, vinos jóvenes y añejos Marcelo me ayudaría con la cata, y Fernando las documentaría gracias a Bangho y Motorola generando algo más “palpable” ¿y yo? Bueno, intentaría catar lo mejor posible.

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Sacrifiqué horas de sueño, horas con la familia y amigos para estudiar y practicar, incluso una amiga me prestó su departamento durante las últimas dos semanas previas al Concurso (Gracias Gaby!) para poder concentrarme mejor y tener más horas a mi disponibilidad.

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¿Vale la pena todo ese esfuerzo? ¡Claro que sí! Creo que la gran mayoría de las personas que conozco que eligieron esta profesión lo hicieron y lo hacen con pasión y eso nos motiva a querer ser los mejores profesionales que podamos ser, y eso es lo que queda como resultado más allá de la posición en el Concurso, eso y conocer grandes profesionales, amigos con quienes compartir todas estas experiencias.

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¿Lo volverías a hacer? Definitivamente. No sólo es la mejor excusa para sentarnos a estudiar y catar metódicamente y actualizarnos a nivel profesional (siempre algo de presión me ayudó a organizarme con los tiempos y que la intención no se diluya…) sino que también es la oportunidad de compartir con nuestros colegas, conocer nuevos y mejorar como profesionales.

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Agradezco profundamente a todas las bodegas, distribuidoras y amigos Sommeliers que colaboraron para que tuviera material para catar, agradezco inmensamente al CAVE (María Barrutia, Flavia Rizzuto y Clara Miguens) por haberme aceptado entre los suyos, haberme ayudado a entrenar y encender el fuego del hambre de conocimiento, agradezco a mi gran coach sensorial Marcelo Figueredo por su disposición, conocimiento y sobre todo, su paciencia.

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Por último, pero no menos importante, a Fernando, por su motivación constante, las prácticas de servicio hasta altas horas de la madrugada y la gran colaboración en la organización de mis horarios, así como también a Gaby Fontenla quien prestó su departamento como base de operaciones y lugar de concentración en la preparación para esta experiencia.

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¡Muchísimas felicidades a Martín Bruno, ganador del certamen, así como a las finalistas Valeria Gamper y Stefanie Paiva Harwat!

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Para no olvidar los esfuerzos y reconocimiento al Top 10 completado por Ana Musi (puesto 4), Camila Lapido (puesto 5), Andrea Donadio (puesto 6), Roberto Lorza (puesto 7), Andrés Lafarge (puesto 8), Florencia Campicelli (puesto 9) y Nicolas Titakis (puesto 10).

Gracias al trabajo y esfuerzo en conjunto de Matías Prezioso (presidente), Valeria Mortara (vicepresidente) y el resto del equipo de la Asociación Argentina de Sommeliers, pudimos disfrutar de este certamen y gran fiesta para la comunidad de Sommeliers de Argentina.

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por Florencia Campicelli

CATAS con Marcelo Figueredo