Una de las más esperadas aperturas del 2018 ha sido la de Kinky Bar, que se inauguró en medio de la vorágine de la semana de la coctelería. Con estética glam punk es un refugio para los que les gusta la música de clásicos como David Bowie o The Clash. Como dice el flamante dueño; “se escucha la música que siempre me gustó y par de canciones más para ser inclusivo”.
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La idea de un lugar con una propuesta tan distintiva no surgió de la noche a la mañana. Luis Redondo, es una figura conocida en el ambiente coctelero de Buenos Aires desde hace ya varios años. Su primer acercamiento a la bebida fue a través de su padre, el humorista uruguayo Andrés Redondo, desde entonces aprendió que para beber se debe hacer con calidad. Esta enseñanza la pone en práctica en Kinky, que hoy por hoy es uno de los pocos lugares donde se corta un trago con whisky Wild Turkey o con Ketel One, pero ya esto fue más adelante. Luis se convirtió en uno de los habitués de la barras y que por el embrujo de las mismas dieron el salto al otro lado.
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Este amor a la coctelería fue un camino de ida. En el 878 se siente como en su casa ya sea por la cantidad de veces que fue como cliente como otras tantas que trabajó en la barra. Doppel es otro de los lugares que tiene un cóctel ideado por él en la carta, el Quitapenas Lado V, que surgió como una reserversión del Negroni pero sustituyendo el Gin por Singani, un destilado de uvas boliviano. Luego, de a poco, fue incursionando en diferentes bares, al mismo tiempo que seguía teniendo su trabajo diurno y se transformó en una especie de batman, como mismo se define en las redes sociales donde es conocido como @ultraredondo. Luego de la mano de Ariel Lombán hicieron el ciclo Veladas Paquetas que era algo así como un pop up bar que iba itinerando por distintos bares como Duarte, Verne, Mundo Bizarro y un par más.
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De aquí, ya con ganas de tener un espacio propio, les transmite esa idea a algunos amigos como Julian Diaz de 878 y Los Galgos, los cuales le sugieren que busque un concepto para montar el bar alrededor de esa idea. Este fue el comienzo del viaje que es Kinky Bar en la actualidad. Dio un salto al vacío, dejó su trabajo un año antes de la inauguración del bar, para dedicarse en cuerpo y alma a armarlo, le costó mucho más en tiempo de lo estimado inicialmente, pero logró hacerlo realidad.
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Junto con Manuela Ortega Diker (ex 878, ex Nápoles y ex Viuda Negra) forman una dupla que se encarga de todo. Hacen tragos de autor de una carta creada por ellos, aunque por un tema de tiempo casi todos son de Luis y solo uno de Manuela; esto cambiará próximamente cuando la renueven para el verano. Entre estos encontramos tragos de inspiración glam-rock como Rebel Rebel o uno de los más pedidos Spiders from Mars con purpurina comestible. Además hay otra sección de la carta llamada Covers, que son tragos de bartenders amigos de la casa.
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Por conexiones familiares tienen unas muy interesantes opciones de vinos: Geisha de Jade, GSM y la Garnacha de Ver Sacrum están para seducir a los que quieren algo más ligero.
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Todo esto gracias a Natalia Beneitez, pareja de Luis y parte importante del proyecto. ¡No dejen de preguntar por ellos! Tienen unos precios únicos y una calidad de primera. Lo que más nos gustó de este lugar es el espíritu irreverente que tiene, una barra que es la dueña del local prácticamente, dos personas atendiendo a todos como si fueran viejos amigos, las mejores empanadas de la zona, buena música, glitter y mucho amor por lo que hacen.
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Una receta que nos hace querer volver una y otra vez.
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Fotos: Yanina Cantoli
KINKY BAR
Vera 662, C1414, Villa Crespo, Buenos Aires, Argentina