Crítica de Mr. Robot – Primera Temporada

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Creado por Sam Esmail. Protagonizado por Rami Malek, Christian Slater, Portia Doubleday, Carly Chaikin, Martin Wallström, Michel Gill, Frankie Shaw, Stephanie Corneliussen, Sunita Mani, Azhar Khan, Ron Cephas Jones.

Si les dijera que Mr. Robot es simplemente la historia de Elliot, un programador que trabaja en seguridad informática de día y es un hacker de noche, les estaría mintiendo. Porque Mr. Robot es tantas cosas más que ni sé por dónde empezar… ¿están listos?

“Hola, amigo. ¿Hola, amigo?” Mr. Robot arranca poniendo a la audiencia en el lugar de “amigo” y “confidente” de Elliot, que tiene una ansiedad social que no le permite relacionarse gente, entonces decide nombrarnos a nosotros (la audiencia) como su amigo y compartirnos su vida. O eso creemos. La serie respeta muy poco el pacto ficcional, donde la voz en off de Elliot conversa con nosotros y consigo mismo, donde incluso llega a agarrar la cámara con la mano y se (nos) acribilla a preguntas, donde lo real y lo imaginario es una línea tan delgada que llega a volverse casi imperceptible.

Elliot llega a conocer a las personas de la única manera que puede: hackeandolas. No necesita hablar si quiera, solo deja que la gente le demuestre sus debilidades. Al violar la privacidad de todo el que lo rodea (amigos, familiares, compañeros de trabajo) es incapaz de confiar en nadie ni capaz de aceptar los aspectos que las personas deciden mostrar y aceptar lo que deciden ocultar.

La crítica social es el plato principal de esta serie, desde todo punto de vista. Se ve con claridad en la charla que tiene Elliot con su psicóloga, Krista:

– ¿Qué es lo que te decepciona tanto de la sociedad?

– Uh, no sé. ¿Puede ser que todos pensábamos que Steve Jobs fue un gran hombre incluso cuando sabíamos que ganaba millones explotando niños? O tal vez el hecho de que  sentimos que nuestros héroes son falsos. El mundo en sí es un gran fraude: nos spammeamos los unos a otros con nuestros comentarios de mierda disfrazados de reflexión, nuestras redes sociales se hacen pasar por intimidad. ¿O tal vez es porque votamos por esto? No con nuestras elecciones arregladas, sino con nuestras cosas, nuestra propiedad, nuestro dinero. No estoy diciendo nada nuevo, todos sabemos por qué lo hacemos. No es porque Los Juegos del Hambre nos hacen feliz,  es porque queremos estar sedados. Porque duele no seguir con la farsa. Porque somos cobardes. Fuck Society! [i]

La estética y actitud de Elliot es muy particular: mirada hacia el piso, buzo negro con la capucha siempre puesta, a modo de escudo entre él y el mundo. Hacker, inadaptado social, buzo negro y el pelo muy corto, ¿les resulta familiar? El parecido con el personaje principal del best seller sueco Millenium, Lisbeth Salander, es notable. Tiene sentido, ya que Niels Arden Oplev fue director de la primera película de la saga y también el episodio piloto de Mr Robot.

La crítica social no es solo el único tema que se toca, sino también temas de género:

Desde el piloto, donde se ve a Elliot llorando (porque los muchachos lloran), pasando por el consentimiento: [SPOILERS]  En el episodio 2 (eps1.1_ones-and-zer0es.mpeg) la escena donde, a pesar de ya haber tenido sexo con Shayla (su dealer),  le pregunta si la puede besar. Porque el consentimiento no es algo escrito en piedra, aunque se haya dado con anterioridad se tiene que seguir pidiéndo. Se ve también cuando Elliot le pregunta a Shayla si recuerda haber tenido sexo con Vera (proveedor de Suboxone de Shayla), luego de encontrarla inconsciente en el baño. Cuando ella dice que no, él se da cuenta por la actitud de Vera que él sí lo recuerda, y eso lo convierte en un violador. Porque una persona inconsciente no puede consentir a tener sexo jamás.

Además, hay personajes inclusivos como el de White Rose, una mujer trans que Elliot, en su cabeza siempre trata de mujer y de la que nunca se hace ningún tipo de comentario o duda de si es o no es mujer. Ella es y punto.

Los roles de género también se invierten a nivel ficcional: a pesar de tener un protagonista masculino, son las mujeres las que llevan esta historia adelante. Desde Darlene, la hacker irreverente que se lleva el mundo puesto para llevar adelante a FSociety; pasando por Krista, que es la única con las agallas para decirle a Elliot que no sea como su padre, que tiene opciones y no tiene por qué conformarse con lo que la vida le da y que haga algo al respecto. Trenton, miembro de FSociety musulmana que lucha para reivindicar a sus padres, que trabajaron toda la vida en un país que siempre los trató como basura. Joanna Wellick, que hace el papel de esposa leal y sumisa pero que tiene el control de todos los hombres que la rodean. Y como olvidarnos de Angela Moss. Al igual que Elliot y Darlene, Angela trata de llevar a los responsables ECorp (conglomerado dueño del mundo)  a juicio por la enfermedad y muerte de su madre. La mejor escena de ella es donde, finalmente puede enfrentar a Terry Colby (ex dueño de ECorp) y preguntarle cómo fue el día en que decidieron que la madre de Angela iba a morir, solo para enterarse de que estaban comiendo cocktail de camarones, estaban ebrios y que luego se fueron a dormir como si nada.

La estética es totalmente auténtica: a diferencia de otras series, los departamentos que muestran son realistas, no son esos hermosos departamentos de 4 habitaciones decorados por un diseñador. Son chicos, sombríos, las tonalidades de las imágenes son oscuras y carentes de brillo, lo cual refleja en muchos caso el estado emocional de Elliot. Incluso el departamento que Angela comparte con su novio Ollie tiene colores más alegres, pero sigue siendo un departamento chico, como todo aquel que o pertenece a un millonario en Nueva York.

El contraste del hiper realismo con momentos de fantasía se marca con los colores brillantes que aparecen cada vez que se ve una publicidad de ECorp, hasta cuando Elliot decide vivir una vida “normal” donde compra lattes de vainilla, da likes en Instagram y va a ver esas “estúpidas películas de Marvel” (sus palabras, no las mías) los colores explotan en la pantalla.

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Pero Mr Robot es una serie que se dedica a ponernos incómodos, a combinar elementos contradictorios, a tenernos sentados en el borde de nuestro asiento, pendientes de cada palabra. Se ve en los planos descentrados, tal como es la escena del segundo capítulo donde Tyrell (aspirante a CTO de ECorp) es rechazado por Elliot y su cara de desilusión está casi fuera de cuadro. Hacen primerísimos primeros planos de objetos, como la escena de los zapatos ensangrentados de Angela luego de que el funcionario de ECorp se suicidara en cámara. Significativo, teniendo en cuenta de que luego Angela se va a comprar zapatos con el dinero ensangrentado de ECorp, lo cual da lugar un diálogo que refleja la diferencia de entre clases a la perfección. Pero lo importante es que no se usan esos planos para reflejar los sentimientos de los personajes, sino que se focaliza solo en objetos.

La incomodidad y la contradicción también se refleja en la edición de sonido: escenas donde la  música no refleja ni acompaña para nada lo que vemos en pantalla. Ejemplos  como la escena donde Tyrell mata a la esposa del nuevo CTO de ECorp, la cual está editada con una música sexy, apropiada para una escena romántica.

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Otra característica particular de Mr Robot a nivel técnico es el uso de los primerísimos primeros planos y de los primeros planos para generar tensión. Un ejemplo de esto es [SPOILERS]  el momento donde finalmente Elliot descubre que Shayla había estado muerta en el baúl todo ese tiempo, cuya  inspiración parece haber salido directamente de “El juego del miedo”. Sam Esmil juega con esta tensión de una manera magistral, alargando el plano general de Elliot hasta pasado el nivel de incomodidad soportable, donde Elliot se queda mirando el baúl y no se mueve. Una contraposición de los presos y los guardias que siguen escapado y mientras el tiempo se detuvo en él para siempre. Finalmente lo abre y, como el plano sigue, le da a la audiencia la sensación de que tal vez, quizás, haya alguna esperanza. Pero después se ve enfoca en la cara de  Elliot y se entiende que este no es ese tipo de show. Aquí los actos tienen consecuencias, y el no haber eliminado a Vera a tiempo desencadenó todo esto. Rami Malek actúa  conmovedoramente, solo con el gesto de volver a ponerse la capucha.

Esmil también nos hace dudar sobre la linealidad del tiempo durante la serie. Se ve en la escena posterior al capítulo de la [SPOILERS]  muerte de Shayla, donde parece que ocurre inmediatamente después del capítulo anterior pero en realidad es sobre el día en que se conocieron.

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Los altos niveles de calidad de la continuidad en la edición también se ven reflejados en ese capítulo: el momento en que Shayla accede a conseguirle a Elliot la morfina y el Suboxone, suena de fondo “Desintegration” de The Cure. Luego de volver al presente, podemos ver que el dvd donde Elliot guarda la información de Shayla dice “The Cure”. También lo podemos ver en el aspecto de Christian Slater, que no parece [SPOILERS]  haber envejecido un día desde lo flashbacks de la infancia de Elliot y no es por este pacto implícito con la audiencia en el que nos creemos que esta igual porque no iban a contratar a otro actor para hacer de él cuando era más joven, sino que está igual porque esa es la última imagen que Elliot tenía de él; el realismo no se rompe.

A nivel actoral, la serie es un lujo. Pero es fácil destacarse en la actuación en los papeles protagónicos pero no es tan fácil destacarse en papeles secundarios, por eso es tan destacable la labor de Stephanie Corneliussen como Joanna Wellick. Una mujer que, como se le atribuyó a otra esposa en esta serie, es la igual a su marido y no solo eso, es mejor. Joanna proyecta esta imagen de sumisa indefensa, tanto en la vida real como en la cama, cuando en realidad es todo lo contrario. A diferencia de Tyrell, Joanna siempre  tiene el control de ella misma y de su alrededor. Se puede ver en la escena donde los investigadores aparecen en la casa de los Wellick por el asesinato que él cometió. Las micro expresiones de la actriz muestra todo durante un instante hasta que lo oculta con su careta: sorpresa, bronca porque Tyrell no se lo dijo y una casi auténtica angustia que expresa a los investigadores, para luego hacerlos pasara su living cual invitados a tomar el té. Llega al extremo de inducirse el parto para poder salvar a su marido de tener que testificar. Lo mismo se ve reflejado en su rol de sumisa en el BDSM, donde pareciera que ella sede su poder, pero en la que en realidad ella tiene todo el control hasta de qué cuerdas van a usar.

Pero, no todo es maravilloso ni color de rosa en esta serie, ya que pudimos encontrar varios errores:

Volviendo a la escena del BDSM, precisamente en la escena donde Tyrell vuelve a la casa y se encuentra con Joanna tirada en la cama y vestida de cuero, aquí aparecen uno de los errores de guión:

Ella le pide que la ate con las cuerdas rojas, y Tyell le pregunta si es conveniente hacer esto debido a que ella está embarazada. Ella le contesta que ya hablaron de esto y el procede a atarla. Esto es claramente un ejemplo de exposición, un momento en el cual se dice algo pura y exclusivamente para el conocimiento de la audiencia. Dado que ya hablaron de este tema, y que aparentemente la conclusión a la que llegaron es que no había problema con que hicieran prácticas de BDSM (si no dudo que Joanna quisiera arriesgar la vida de su bebé) ¿por qué habría Tyrell de preguntarle si le parece bien que hagan esto cuando ya lo discutieron previamente? La respuesta es pura y exclusivamente para la audiencia. Los guionistas tendrían que haber mostrado la escena en la que discutían el tema o ver otra forma de abordarlo sin recurrir a la exposición.

Otro momento donde podemos encontrar errores a nivel guión es en la escena donde Elliot, secuestrado por los secuaces de Vera, está en su departamento tratando de hackear la prisión. El hermano de Vera está revisando los dvds de Elliot donde cree que hay música (en realidad son los dvds de sus hackeos) y se queja de que no tiene nada de rap para escuchar. Ahora bien, a menos de que Elliot estuvieses usando todo el ancho de banda para hackear, ¿por qué estarían revisando los dvds para poner música existiendo Youtube y Spotify? Y si estaba usando todo el ancho de banda, ¿acaso ellos no tienen plan de datos en sus celulares? De nuevo, esto se hizo para mostrarle o recordarle a la audiencia que los dvds de los hackeos que Elliot oculta poniéndoles nombres de bandas.

Por último, y no menos importante, la romanización de las enfermedades mentales. Elliot padece algún tipo de esquizofrenia y durante toda la serie se muestra como tener a Mr Robot hace que Elliot evada recuerdos traumáticos atribuyéndoselos a él o haciendo que se los olvide. No tienen nada de bueno tener las alucinaciones que él tiene ni perder contacto con la realidad y/o olvidarse cosas por completo.

Las metáforas y analogías que se usan en la serie no son menos que brillantes, como el monólogo del bug:

“La mayoría de los programadores piensan que depurar un software es corregir un error, pero eso es cualquiera. Depurar se trata de encontrar el bug, de entender por qué el bug está ahí en primer lugar, saber que su existencia no es un accidente. Llegó a vos para darte un mensaje, como una burbuja subconsciente que flota en el aire, y que al explotar te revela algo que siempre supiste.

[…] Un bug nunca es un error. Representa algo mucho mayor. Un error de pensamiento, que se hace ser quien sos.

[…] Los bugs tienen una mala reputación. Pero a veces… cuando un bug aparece, puede ser emocionante, como si hubieras develado algo, una gran oportunidad que solamente espera que la tomes. Después de todo, el único propósito del bug, el único motivo de su existencia es ser un error a ser arreglado, para convertir un mal en un bien, y ¿hay algo que se sienta mejor que eso?

El  bug fuerza a al software a adaptarse, a evolucionar en algo nuevo. A evadirlo o a atravesarlo. No importa lo que pase, tiene que cambiar. Convertirse en algo nuevo. La siguiente versión. El inevitable upgrade.”[ii]

Para cerrar, les dejo el mejor monólogo de toda la temporada, por Christian Slater:

“¿Acaso algo de todo esto es real?  A ver, mirá esto, ¡miralo! ¡Un mundo construido obre una fantasía! ¡Emociones sintéticas en forma de pastillas! ¡Guerra psicológica en forma de publicidad! ¡Químicos que alteran la mente en forma de comida! ¡Seminarios en lavado de cerebro en forma de medios de comunicación! Burbujas controladas y  aisladas en forma de redes sociales. ¿Real? ¿Querés que hablemos de realidad? ¡No vivimos en algo remotamente parecido desde el cambio de siglo! La apagamos, le sacamos las baterías, nos comimos una bolsa de OGM, mientras tiramos los restos en el basurero eternamente expandible de la condición humana. Vivimos en casas de marca, registradas por corporaciones, construidas sobre números bipolares, que suben y bajan en pantallas digitales, que nos hipnotizan hasta llevarnos al adormecimiento más grande que la humanidad haya visto jamás. Tendrías que escarbar bien profundo, pibe, hasta encontrar algo real. Vivimos en un reino de mierda, uno en el que incluso vos viviste demasiado tiempo. Así que no me vengas a hablar de que no soy real: No soy menos real que el puto patty de carne en tu Big Mac. “[iii]

….

por Daniela Barri

[i] [ii] [iii] Traducido por Daniela Barri