En uno de los terruños privilegiados de Argentina encontramos este proyecto familiar, que inició su andadura en el 2006. La finca está enclavada en pleno Paraje Altamira uno de los terroir más conocidos y prometedores de la viticultura actual. Sus suelos pedregosos, de ligera capa orgánica, y una fuerte presencia calcárea, junto a la altitud, y el clima templado con noches frescas, le confieren a sus vinos una identidad única que se traduce en estructura, jugosidad, una expresión vibrante, de sabores intensos, taninos amables y acidez refrescante. Son tan destacables y con una identidad reconocible, que junto con otras finca de la zona se han organizado en un asociación llamada PIPA (Productores Independientes de Paraje Altamira) para potenciar la zona y apoyarse mutuamente.
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Finca La Igriega es un proyecto joven de finca boutique. Uno de sus dueños, Marcelo Goldberg, cuando visitó la zona a pedido de su hermana, se enamoró del paisaje, la identidad y de los pobladores de la zona. Apostó por crear algo que perdurara en el legado familiar; y podemos decir “familiar” porque en este emprendimiento está acompañado por su hijo Nicolás Goldberg y ambos esperan que el nieto del primero e hijo del segundo continúe con esto y lo convierta en una tradición familiar. Marcelo viene del mundo de la moda, es el que más le da vuelta al packaging y la imagen de los vinos. Siempre está pensando en cómo se debe comunicar la marca, renovar la identidad, hacerla más asequible al público. Se encarga de toda la parte creativa. Nico por su formación económica está en el dia a dia, en la gestión, en todas las etapas del vino, desde comprar los corchos a usar hasta supervisar el tiempo de la cosecha.
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El resto del equipo está constituido por el ingeniero agrónomo Carlos Caggiati y el enólogo Felipe Stahlschmidt. Carlos es una institución en la zona, tiene más de veinte años de práctica con el manejo de perfiles de suelo en el Valle de Uco, es experto en viticultura de precisión. Felipe se encarga de la parte enológica principalmente, trabajo en Catena Zapata y es socio fundador de este proyecto y también elabora para Finca Beth la línea Rompecabezas. Más que nada actúan como tándem para potenciar el producto final, ambos dialogan continuamente en todo el proceso con el objetivo de mejorar la calidad cosecha tras cosecha.
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En estos momentos la finca tiene una extensión de 25 hectáreas, de ellas 23 están plantadas de 4 variedades de uva, Malbec principalmente, Cabernet Sauvignon, Petit Verdot y en menor medida Cabernet Franc. Son viñedos de 10 años de antigüedad, pero recién en el 2012 dieron su primera cosecha que fue vinificada por ellos. Anteriormente solo vendían uva. Actualmente siguen vendiendo a grandes bodegas como son Bodega Arizu, Nieto Senetiner, Altos Las Hormigas y al mismo tiempo elaboran vinos con una impronta propia.
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La bodega está en un proceso de mantener y mejorar el portafolio, en sus propias palabras “Haciendo Foco”, significando esto que más allá de aumentar la producción lo que les interesa es mantener y seguir incrementado la calidad de sus vinos. No quieren tener muchas líneas ni etiquetas sino que éstas destaquen por sí mismas. Ejemplo de todo ello es su Finca La Igriega Malbec, que es la pura expresión del la cepa de la zona, jugoso, elegante, con acidez y frescura. Otro ejemplo, su tope de gama, Finca La Igriega Malbec Superior es un vino que tiene el nivel necesario competir con cualquier vino del mundo a un precio ultra competitivo sin resignar calidad.
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Este proyecto es la suma de muchos conceptos positivos, amistad, familia, trabajo, salud, alegría, satisfacción por el trabajo bien hecho, llevar la pasión por el vino a todos lados, hacerle justicia a un terroir como Paraje Altamira. Todas esto forma parte de la filosofía, del ADN de este emprendimiento, por eso hacen hincapié en la “y”, no en la “o” en ser nexo, no alternativa. Por eso se llama Finca la Igriega para transmitir su mensaje de la forma más clara posible.
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Fotos: Gaston Santamarina Macia
FINCA LA IGRIEGA
