Pionero e iniciador de la coctelería en Buenos Aires, en el 2008 abre sus puertas Doppelganger. Éste secreto porteño es la visión de su dueño Guillermo Blumenkamp, con quien pudimos charlar una noche para conocer tanto de él como del lugar.

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Doppel, como lo conoce todo el mundo, vio la luz cuando encontró una lista de deseos pendientes que tenía Tanqueta (así le dicen a Guillermo en el ambiente), entre los que se encontraban el hacer un bar de Martini. Debido a que era y sigue siendo un outsider de este mundo, como él mismo se define, no tenía la menor idea de coctelería en ese momento, ni siquiera el diseño del plan de negocio. ¿Qué fue lo que hizo? Durante cerca de un año y medio, se puso un régimen de estudio que abarcara todo el concepto; preparaba tragos en la mañana en una especie de laboratorio que se hizo (éste laboratorio ahora está presente en el sótano del Doppel, para seguir experimentando, buscando y eligiendo nuevos cócteles a incorporar a la carta), luego continuaba con el diseño del negocio, fichas de costos, modelo, proveedores, creación de la carta de tragos, menús para acompañar, etc. Luego de una larga y disciplinada preparación, cuando consideró que tenía ya el bagaje técnico necesario lo inauguró en San Telmo, en un rincón ajeno por completo a toda la movida nocturna en esa época, apostándole desde entonces a una zona que cada vez toma más relevancia en la capital.

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A golpe de excelencia y calidad fueron creando su propio espacio en un momento donde no existía la costumbre de ir a bares de cócteles. El lugar no tiene una decoración cuidada como Florería Atlántico o un motivo como Verne; es un lugar, como le dijo uno de sus clientes a Guillermo sin saber que era el dueño, “un lugar con carácter”. Es un bar donde se toma bien, su divisa pudiera ser la que se encuentra en sus paredes “This is not for everyone”, ya que como dicen ellos mismos “aquí se toma fuerte, no se hacen juguitos”. En otra época y lugar, sería el bar donde fuera a tomar Hemingway después de pescar una aguja de 500 kilos, de torear o de cortejar una mujer.

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La carta es una locura, tiene cerca de 80 tragos entre tragos propios y “forgotten cocktails” que tienen presente para rendirles merecido homenaje. Es casi una ceremonia escoger alguno, entre los sugerentes nombres, la zona de la carta donde está o la descripción de ingredientes. Lo mejor, no obstante, sería sentarse en la barra y dejarse llevar por la recomendación del bartender, esta es la mejor forma de conocer un bar. Si están de suerte los puede atender Guillermo, que sigue parándose detrás de la barra a cada rato sobre todo los fines de semana, también los chicos que ha formado son de primera, uno de ellos es el embajador de Jagermeister en Argentina y fue convocado a participar en la primera edición del World Class Argentina.

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No solo tienen cócteles, también salen platos de la cocina, pero ésta es un complemento, algo que acompaña los sabores de los cócteles y los realza mediante los contrastes.

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Entre las enseñanzas que nos llevamos de la charla hubo una clase magistral sobre el Negroni, trago que está viviendo una explosión en estos momentos con la vuelta de los clásicos, además de sus reversiones e interpretaciones gracias al trabajo y campaña que viene realizando Campari. Aprendimos que originalmente la receta tiene otras proporciones, pero el que se haya puesto de moda influyó en una simplificación, cambiando de forma sutil su sabor original. Para demostrarnos ésto nos prepararon dos: el original y la versión actual. La diferencia se siente en el equilibrio entre los componentes, de más está decir cuál es el que preparan en Doppel, ¿no? En este retorno a los orígenes nada mejor que probarlo en su forma original o en su reversión “Cuentos del Conde”.

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En Doppelganger lo que reina es la autenticidad, la verdad en proporciones de cócteles. Un lugar mágico donde se llega buscando la celebración de uno mismo, el fin de la jornada, donde recala el lobo solitario que solo quiere beber y de calidad. En sus propias palabras “no te vas de Doppel sin ser tocado”, éste toque vendría siendo tanto literal como una caricia sutil que se le hace a todo cliente del lugar, mediante esa cercanía que se le impone en la atención en la barra, al adivinarle las preferencias del paladar, al sorprenderlo con delicias de la cocina, al armarle un trago a medida como el Humpty Dumpty, un lugar donde todos son bienvenidos, “el obrero y el burgués, el Martini y los aperitivos” … Ésto es Doppel.

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Por Daniel Díaz Canel

Producción: Fernando J. García

Agradecimientos: Agencia Ninch y Campari