La historia del vino en Uruguay comienza de manera similar a la de Argentina, con los jesuitas introduciendo vides y produciendo vino principalmente con fines religiosos en el 1700, y viendo cierta expansión bajo el colonialismo español. Aunque las primeras bodegas se fundaron en el siglo XIX, principalmente por inmigrantes europeos que llegaron al país, Uruguay no vio su primer gran avance hacia la producción de vinos premium hasta alrededor de la década de 1990, básicamente impulsados por la globalización, los flying winemakers y la apertura a que los propios dueños o winemakers de Uruguay pudieran viajar y profesionalizarse aún mas.
Aunque claramente es una región del Nuevo Mundo para el vino, comparte un clima marítimo similar al de Burdeos o Galicia, con la mayoría de los viñedos de este pequeño país influenciados por la costa. Aunque no hay grandes variaciones climáticas, la diversidad no falta desde la perspectiva de los tipos de suelo, que van desde arcilla hasta granito, ¡tienen oficialmente clasificados 99 distintos tipos de suelo en el país!
El Tannat fue introducido por los colonos vascos, en particular por Pascual Harriague en el siglo XIX. Esta variedad más tarde se convirtió en el vino tinto emblemático del país, pero desde entonces, la vinificación ha avanzado mucho, como nos cuenta Amanda Barnes.
En la London Wine Fair 2024, ella organizó una degustación muy representativa de la diversidad que se encuentra en el país – Explorando el Lado Salvaje de Uruguay – que incluyó 12 vinos y un Vermut Rojo para terminar, donde se pudo degustar la innovación que parece haberse asentado en el ADN de Uruguay.
Comenzando con un Sauvignon Blanc (1) que fue todo menos ordinario, elaborado con fermentación en racimos enteros por levaduras autóctonas y con 2 años de crianza biológica – bajo un velo de flor – resultando en un vino muy mineral, seco, de bajo alcohol (9%) y con una acidez refrescante y sabor a nueces, que te vuela la cabeza. Luego pasamos a degustar dos vinos de Albariño uno al lado del otro, uno con un estilo tradicional, vibrante, salino, frutado y floral (2), y el otro… ¡un vino naranja! (3) con mucha mineralidad y aromas a hierbas, como la manzanilla.
Después, probamos otro dúo, pero esta vez de Riesling, ambos grandes ejemplos de la variedad, con Los Cerros de San Juan (4) mostrando un estilo muy del Viejo Mundo, un vino lineal, marcado por su acidez y aromas a pizarra, pedernal junto con flores blancas como jazmín, que hace un sorprendente contrapunto al carácter floral y de fruta de carozo, mas amable y redondo encontrado en el Bouza (5).
El siguiente blanco fue un encantador y delicado Torrontés Pet Nat (6), ideal para beber en una tarde soleada en el patio o con una picada. Este es un vino de edición limitada y parte de la colección Underground de Gabriel, la línea no tradicional que elabora (caracterizada por la experimentación y la creatividad), en contraste con la línea Overground, que se caracteriza como “más civilizada y acogedora”. El último de los blancos, pero no menos importante, fue una mezcla de Malvasía y Trebbiano (7) cultivado en un suelo arenoso de tierra roja que era excepcionalmente floral e intenso.
Los tintos comenzaron con un Marselan (resultado de la cruza del Cabernet Sauvignon y la Garnacha) que era delicado, con aromas florales y frutados y taninos sedosos – en parte domados por los 12 meses de crianza en cubas de cemento – de Viña Edén (8). Le siguió un Cabernet Franc de Garzón (9), una bodega muy particular con Alberto Antonini como su enólogo consultor. Sus parcelas están todas plantadas según tipos de suelo y microclimas, lo que hace que los viñedos tengan formas inusuales. Además, se destacan en sustentabilidad, incluyendo la biodiversidad, lo que significó preservar algunos de los bosques entre las parcelas y su fauna, ¡que compite por comer las deliciosas uvas durante la cosecha! Claramente, el multimillonario Alejandro Bulgheroni no escatimó en gastos en nombre de hacer un gran vino. Este también fue un hermoso vino, con taninos aterciopelados, acidez refrescante y algo de “funk” en su nariz, con toques de pimienta, carne ahumada y eucalipto, que parecía pedir a gritos un buen corte de carne a su lado.
Antes de los dos Tannats, probamos otro tinto audaz amante de la carne de Las Violetas (10), una mezcla de Cabernet Franc, Syrah y Marselan que continuaría envejeciendo de manera fantástica. Este vino no solo era una mezcla de uvas, sino también una mezcla de regiones y crianza, con parte de las uvas provenientes de Colonia, Canelones y Maldonado, y envejecidas en roble francés y americano, pero también en ánforas de cemento.
Como ninguna degustación de Uruguay se sentiría completa sin él, tuvimos dos Tannat, uno de Spinoglio (11) y otro de Pisano (12), que mostraron la experiencia actual de los enólogos para entregar Tannats más suaves y bebibles que nunca. Pisano es manejada por tres hermanos que siguen la “receta familiar” para hacer vino; ¡esta bodega ha estado en manos de la familia durante más de un siglo! Curiosamente, Viña Progreso es el proyecto de Gabriel Pisano, enólogo de cuarta generación e hijo de uno de estos hermanos.
En una nota aparte, Spinoglio ha reutilizado sus cubas de cemento (que se usaban para hacer vino desde los 1900 hasta hace poco) y las están abriendo, este año, como cuatro suites sustentables de 26 m², conectando la tradición de antaño con el modernismo de moda, brindando a los visitantes la posibilidad de alojarse en los viñedos y conectar con la naturaleza.
La frutilla del postre de esta montaña rusa de degustación, debido a los giros inesperados y estilos sorprendentes, fue el Vermut Rojo de Basta Spirit (13), elaborado con (por supuesto) Tannat junto con 27 botánicos y 4 flores diferentes (saúco, manzanilla, rosa y lúpulo). Perfecto para tomar solo, pero también recomendado para hacer un Negroni espectacular.
Para más información detallada sobre la historia del vino, los suelos y productores del país (¡y recomendaciones de viaje!), consulta la “The South America Wine Guide” que Amanda ha escrito y el sitio web de Uruguay Wines. Y si te gustaría probar algo, puedes encontrar algunos de los Wines of Uruguay aquí.
Aunque el 27% de todos los viñedos en Uruguay son Tannat, es muy seguro decir que hay MUCHO más que Tannat en Uruguay. ¡Atrévete a descubrirlo!
Vinos Degustados:
- Compañía Uruguaya de Vinos de Mar, Sauvignon Blanc 2022 – 9%
- Familia Dardanelli, Entusiastas Albariño 2023 – 12.7%
- Bizarra Extravaganza, Albariño Skin Contact 2022 – 12%
- Los Cerros de San Juan, Familie Lahusen Riesling 2023 – 12.3%
- Bouza, Riesling Pan de Azúcar 2022 – 12%
- Viña Progreso, Pet Nat Torrontés 2023 – 11.5%
- Cerro Chapeu, Castel Pujol Folklore Blanco 2023 – 13%
- Viña Edén, Cemento Marselan 2020 – 13.3%
- Garzón, Reserve Cabernet Franc 2022 – 13%
- Finca Las Violetas, Blend Cabernet Franc, Syrah, Marselan 2020 – 13.5%
- Spinoglio, Diego Spinoglio Tannat 2021 – 14%
- Pisano, RPF Tannat 2021 – 14%
- Vermut Flores, Red – 18%