Crítica de The Rocky Horror Show. Protagonizada por Roberto Peloni, Mica Pierani Mendez, Federico Coates, Melania Lenoir, Walter Bruno, Sofía Rangone, Ignacio Perez Cortes y Maia Contreras. Dirigido por Andy Say. Adaptación y traducción de Marcelo Kotliar.
Luego de sus puestas anteriores en 1975 y 1994, The Rocky Horror Show vuelve a la Argentina tan relevante como siempre, pero más renovado que nunca.
Lo más importante, el ritual se mantiene igual. En el año 1976, el público comenzó a interactuar con la película en el cine Waverly Theater en Nueva York, a dónde volvían varias veces por semana vestidos como los personajes e incluso le contestaban a la pantalla. Acá se fusiona esa tradición con el musical original, donde la audiencia está invitada a romper la cuarta pared y a participar de la historia en determinados momentos: a través de su página oficial de Facebook, se motiva a la audiencia a participar iluminando con sus celulares cuando suena “Una luz”, a gritar “Boludo” y Gato” respectivamente cuando el narrador menciona a Brad y a Janet, a ponerse guantes de goma en la escena de la creación, a tirar papel picado en la escena del casamiento y, por supuesto, a participar de la coreografía de TimeWrap.
La estética de la obra sigue siendo del estilo punk rock mezclado con algo de Burlesque, como solía ser la puesta clásica, pero también con elementos estéticos reminiscentes a obras como “La Parka” y “Alicia en Frikiland”, de Random Creativos. Se extrañaron el afro bordó de Magenta y el traje de mucama.
Roberto Peloni nació para hacer del Doctor Frank N. Furter, se puede ver en “La Parka”, en “El Cabaret de los Hombres Perdidos” e incluso en su papel del Lord Farquaad en Shrek; posee el alma, la estética y los modismos de Tim Curry (que también fue el primero en encarnar el papel en el elenco original de Londres en 1973 y en Broadway en 1975, además de la película). También va a pasar a la historia como el único actor que se hizo el tatuaje permanente para representar al personaje. Otra que dedicación al oficio.
Es esperable que un actor brille en un papel protagónico, pero no se espera que enceguezca en un papel de reparto: Federico Coates abre la boca y paraliza con su voz. Es la sorpresa, el shock que provoca que de esta criatura deforme con voz gangosa para hablar salga esta voz que llega hasta el último rincón de este teatro, cuyo rango alcanza tonos altísimos sin ningún tipo de inconveniente. Federico Coates canta y la audiencia se para a escuchar. La destreza vocal de Melania Lenoir brilla como siempre.
También se destaca Mica Pierani Mendez en el papel de Columbia, especialmente en la escena donde le dice al Doctor: “Vos masticas a las personas y luego las escupís. Yo te amé y no conseguí nada. Sos como una esponja”.
Otro cambio que suma mucho es que cada martes el papel del criminólogo es interpretado por un invitado especial: ya pasaron Aníbal Pachano, Marcos Mundstock y Nico Scarpino. En este caso nos tocó Diego Ramos, a quien el público aclamaba cada vez que aparecía en escena. “Ya se van a acostumbrar” bromeaba, cosa que nunca pasó. Lo que no fue muy destacable fue la parte del canto.
En el espíritu de la integración, el respeto a la diversidad sexual y de género, Maia Fernandez interpreta tanto a Eddie como al Doctor Scott. Su actuación está bien, pero en la parte del canto se nota que el repertorio le queda un poco grave. Esperamos que con el correr de las funciones podrá adaptarse mejor.
Así, ahora y para siempre, el tiempo vuelve hacia atrás. Vengan, a formar parte de este ritual. Después de todo, solo necesitan dar un paso a la izquierda.
por Daniela Barri
Fotos Joa Hidalgo
The Rocky Horror Show
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