Pasión, amor y boxeo. Todo eso intenta nuclear Hernán Belón en Sangre en la boca, la adaptación cinematográfica de su corto homónimo del año 2008. En una coproducción con Italia, el director vuelve a apostar por la historia de un boxeador a quien la vida se le va un poco de las manos.
En esta ocasión, Ramón “El Tigre” Alvia (Leonardo Sbaraglia) es un boxeador de Avellaneda que se encuentra en el final de su carrera deportiva. Habiendo ganado varios títulos internacionales, todo su entorno pretende que se retire como el campeón que es. Y por un breve momento hasta él mismo lo cree posible. Es ahí cuando Deborah (Eva De Dominici), una joven boxeadora oriunda de Misiones, entra en el mapa. O en el ring. Ramón y Deborah se ven envueltos en una historia de amor, locura y pasión que los lleva al borde del abismo.
Vista de esta manera, la historia pareciera atrapar pero nada de eso se transmite a través de la pantalla. La película en sí es lenta y previsible desde el minuto cero y por lo tanto, aburre. Cae en todos los lugares comunes posibles, el boxeador que no puede abandonar su lugar de origen muy humilde a pesar de haber ganado mucho dinero, la familia abandonada por una mujer más joven, la negativa a retirarse estando en la cima, y esto termina convirtiéndola en un gran cliché.
Los tiempos de todo el film están mal manejados. Intenta, a mi entender, generar nerviosismo en el espectador, pero lo único que consigue a cambio son bostezos. ¡Y hasta risas! Por lo grotesco, por lo innecesario, por lo obvio. Belón tenía en sus manos la posibilidad de contar una historia que dejara algo en lo que pensar y terminó con una larga publicidad para una conocida marca de guantes de boxeo. Las escenas de sexo entre Sbaraglia y De Dominici son tan abundantes como extensas. De nuevo, innecesariamente extensas. Cortan aún más el ritmo de la historia y para cuando terminan es difícil recordar lo que sucedió antes.
Las actuaciones también dejan mucho que desear. La tonada misionera que Eva de Dominici debía darle a Deborah se pierde de una escena a otra junto con el interés del espectador por la historia. Leonardo Sbaraglia no logra transmitir absolutamente nada y eso termina por desinflar la película por completo. La lucha interna que debía reflejar su personaje no se demuestra nunca y tampoco logra generar una empatía con el público.
“Sangre en la boca” falla desde todos los aspectos. Con un guión pobre y un desarrollo técnico aún peor no logra ninguno de los objetivos que se propone y termina siendo mala por donde se la mire.
por Guillermina Ramella
https://www.youtube.com/watch?v=eTkEGhgZjb0