Crece el “Proyecto Barricas”
y trae nuevas cervezas añejadas en roble para guardar y coleccionar.
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Los amantes de la cerveza artesanal saben que el único límite es la creatividad del maestro cervecero. Hoy se elaboran cervezas con frutas, hierbas, flores, y madera…pero hace sólo 10 años nadie imaginaba que se podría tomar cerveza añejada en barricas de roble.
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Desde hace algunos años la gente de Antares viene experimentando con roble en la cerveza. Descubrieron que lo que más les gusta es hacer cervezas de guarda, complejas, alcohólicas…y hallaron en las barricas de whisky un gran aliado, aportando carácter de malta destilada, vainilla, coco y duce de leche. Así nació el “Proyecto Barricas”, donde “El Centinela Roble 2015” fue la primera creación de una serie de cervezas de guarda, para coleccionar.
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El alcohol presente en la madera, la oscuridad, el silencio y el tiempo se conjugan para crear estas cervezas de colección incubadas en el “Proyecto Barricas”.
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“Si bien la madera puede usarse en forma de chips, duelas, barricas o tanques, lo más utilizado son las barricas ya que aportan más intensidad y carácter. Por lo general son de roble francés o americano, y además del aporte de sabores que brinda a la bebida, las barricas son también muy pintorescas y disfrutamos de verlas y experimentar con ellas”- comparte Pablo Rodriguez, socio fundador de Antares.
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“Empezamos en el año 2008 con las primeras pruebas que hicimos usando muestras de chips de roble que traíamos de los concursos internacionales. Experimentábamos con la Barley Wine, la dejábamos allí unos meses, luego pasamos a comprar duelas de roble en Mendoza y lo mismo; y así llegamos a buscar barricas de roble que tuvieran sabor a destilado”- recuerda Pablo.
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En el año 2015 se decidieron a hacer una producción más grande de Barley Wine añejada en barrica y allí surgió “El Centinela Roble”, la primera cerveza de guarda de Antares y la de mayor graduación alcohólica. Añejada 75 días en barricas de roble francés que contuvieron destilados, “El Centinela Roble 2015” es la cerveza más fuerte de la historia Antares. Se trata de una cerveza color ámbar, dulce, frutada, compleja y exquisita. Con 14º de alcohol y gran cuerpo, “El Centinela Roble” está pensada para ser guardada durante mucho tiempo. Por eso, de las 8000 botellas que se llenaron, sólo 2000 vieron la luz en 2015. Las demás son un desafío a la paciencia porque van a ser abiertas de a poco con el paso de los años.
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Este año volvieron a la búsqueda de barricas y para alegría de amantes de estas cervezas extremas consiguieron unas que contuvieron durante 25 años whisky escocés de alta calidad. Estas barricas -que atesoran en un rincón silencioso de su fábrica, protegidas de la luz- se usaron para la elaboración de dos tipos de cervezas: la Barley Wine “El Centinela Roble 2016” que pasó 60 días allí y una Belgian Quad bautizada “Antares Monasterio”que permaneció 45 días en contacto con esta madera impregnada de muy buen alcohol.
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Así como “La Centinela Roble”, “Antares Monasterio” resultó una cerveza muy fuerte. Se trata de una Ale elaborada tradicionalmente por los monjes trapenses de Bélgica desde la Edad Media. Sus 14° grados de alcohol se esconden detrás de un aroma frutado a damasco, zapallos en almíbar y banana, que se complementan con el aporte de vainilla y madera de la barrica. Oscura pero sin carácter torrado ni tostado, es una bomba para añejar durante años.
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“Tardamos mucho en tener listas estas cervezas, porque así es la naturaleza de las barricas. Todo ese tiempo las cuidamos con pasión, las visitamos, las probamos semanalmente viendo como se iba apagando el sabor del whisky y aparecía la vainilla, el coco, el dulce de leche, la madera, el picante….revelan sus creadores y sugieren: “estas son cervezas para tomar despacio, con tiempo para descubrir los aromas y sabores que van asomando a medida que se entibian en la copa”.
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La cerveza y la madera:
El roble tiene una larga historia acompañando las bebidas. Cerveza, vino, whisky y otros destilados fueron guardados en barricas hasta la llegada del acero inoxidable. Las cervezas añejadas en madera se han puesto muy de moda en los últimos años, una corriente que se ha extendido desde los Estados Unidos y Europa al mundo. Hay esencialmente 3 maneras en las cuales se usa la madera:
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- Barricas nuevas: el objetivo es dar a la cerveza un carácter típico de la madera con la cual está hecha y es similar al uso que se le da para el vino. La misma barrica se reutiliza sólo unas 3 a 5 veces, porque va perdiendo el “gustito”.
- Barricas usadas con vino o cerveza: acá la idea es utilizar la microflora que vive dentro de la barrica para dar carácter y crear una nueva cerveza, que normalmente queda ácida. Con ésta técnica las barricas se usan indefinidamente, mientras los microorganismos que viven en ella aporten el sabor y aroma que el cervecero busca.
- Barricas usadas con destilados (whisky, cognac, grappa, etc): estas son las que se usan en Antares. Con ésta técnica se busca que la cerveza extraiga los sabores y aromas y se conjugue con el destilado que estuvo varios años en la barrica, así como algo del carácter de la madera. Los aromas y sabores son muy complejos, por eso las cervezas que se usan son casi siempre muy alcohólicas y con carácter.
Fotos: Fernando J. García