El número de egresados se incrementa año a año y consigo la demanda laboral. Solo en el Instituto Argentino de Coctelería terminan su curso básico de bartender más de 90 personas cada mes. La apertura de nuevos bares y la posibilidad de trabajar con grandes marcas, influye en la toma decisión a la hora de elegir qué estudiar.
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La coctelería se tornó un imán cada vez más atractivo para los jóvenes, no solo como consumidores, sino también para estar del otro lado de la barra y ofrecer un servicio diferenciado que hoy, es tendencia.
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En el Instituto Argentino de Coctelería (IAC), principal institución de enseñanza para bartenders de Buenos Aires, las cifras son contundentes; reciben su diploma más 90 egresados del curso básico de bartender cada mes.
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Para Sabrina Pereyra, Directora del IAC y Bartender reconocida internacionalmente, los números de los últimos años varían muchísimo con su etapa de estudiante, en el año 2000. “Desde el 2009 cuando abrimos el instituto, vemos un crecimiento constante de estudiantes”, afirma y agrega: “La cantidad de estudiantes repercute en el incremento de propuestas laborales. Hubo muchas aperturas de bares y se crearon nuevas empresas de barras para eventos, lo que facilitó una salida laboral muy rápida en los últimos años”.
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No solo bares y eventos colaboran en el interés creciente de la figura del bartender. Son varias las marcas que los eligen como aliados debido a su creatividad, su capacidad de marcar tendencia y sus credenciales para hablar de un tema del que conocen como nadie. “En este marco de expansión, tenemos que aprender a trabajar a la par con las marcas. En mi caso, el rol que tengo este año como embajador es muy importante. Me da herramientas que antes no tenía, me ayuda a llegar a lugares que antes no podía y gano muchísima experiencia”, asegura Sebastián Atienza, bartender y embajador de Campari y agrega: ”tener ese relacionamiento con las empresas sumado al esfuerzo de todos los días en nuestros bares es lo que nos lleva a ser grandes profesionales”.
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Para la marca Campari, los bartenders son las voces locales autorizadas para hablar sobre coctelería. “Este tipo de alianzas son un beneficio tanto para la marca como para el bartender porque ambos se retroalimentan de conocimientos nuevos. El bartender profundiza un poco más en el negocio de bebidas alcohólicas, adquiere conceptos de marketing y comunicación; y nosotros como marca aprendemos más acerca de la profesión, sus técnicas y estilos, el servicio de los bares, los gustos del cliente” señaló Willy Cicciari, Brand Manager de Campari.
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Un gran punto a favor de esta profesión, es que no discrimina: hombres y mujeres por igual deciden inscribirse para estudiar coctelería. “La mujer suma glamour a la barra, trabaja de una forma más delicada y al público, ver una mujer preparando cocktails le resulta llamativo“, asegura Carla Mireya Vargas, egresada de números cursos de cotelería, el último como Bar Manager.
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“Las mujeres han ocupado un gran lugar en la barra, algo que ocurría en otros trabajos pero no tanto en esta profesión. En los últimos años, creció el número de bartenders mujeres, sobre todo como una tendencia que se refleja también los torneos de coctelería vigentes, como el World Class, donde las mujeres se subieron al podio. En Buenos Aires, más allá de las ya consagradas como Inés de los Santos, el número de mujeres en la barra se incrementó a partir de un lugar que se ganaron con mucho trabajo y porque, como suelen decir, somos más detallistas”, analiza Pereyra.
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Para Vargas, es fundamental la capacitación: “cuando comencé hice el curso de bartender profesional, pero noté que no era suficiente. Entonces, me sumé al curso de práctica de coctelería. Pero la curiosidad finalmente me llevó a realizar la carrera de Bar Manager, que incluye todos los cursos vinculados a la temática“
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Hoy, la mirada de los dueños de las barras argentinas es muy positiva sobre el auge de la profesión y la demanda laboral constante. “Hace ya varios años que distintas generaciones de bartenders venimos trabajando para que se tome lo que hacemos de una manera más profesional. Si hacemos nuestro trabajo con cariño, respeto y nos esforzamos para que siga desarrollándose, no habrá límites. Depende de nosotros. Hay que seguir educando bien a los consumidores, transmitiendo conocimiento a nuestros pares y aprendiendo de referentes gastronómicos”, concluye Atienza.