El clásico de los clásicos. Terminó el verano y, después de tres meses de pileta, olas, viento y sol, recién ahora nos damos cuenta que empezamos el otoño con el pelo destrozado. Es que es sabido con la exposición a factores como el cloro, los rayos del sol, la salinidad del mar y las temperaturas propias de la temporada, traen secuelas a nuestro cabello, generando resequedad, quiebres capilares, pérdida de brillo, entre otras consecuencias.
Por eso ¡Recuperarlo es la misión! El año recién empieza y es momento de afianzar el compromiso con nuestra belleza auténtica. Por eso, Nicolás Volpe, responsable de educación de Authentic Beauty Concept, devela los 10 tips que no sabías para poder revivir desde tu casa ese cabello maltratado por el verano y sus devenires:
1. ANTES DE IR A DORMIR
Es importante cepillar el cabello todas las noches entre 10 y 20 pasadas, según el tipo y cantidad de cabello. Esta actividad favorece la circulación sanguínea y la eliminación de cabellos en proceso de caída para dar permiso a un nuevo crecimiento.
¿Recomendación? Utilizar cepillos de cerda o productos que potencien el brillo de la
cutícula con la línea Glow de Authentic Beauty Concept que fortalece, sobre todo, los cabellos coloreados o dañados por abusos externos.
2. ANTES DE DUCHARTE
Antes de la ducha hay varias cosas que se pueden hacer y que son super proactivas a la hora de maximizar el cuidado del cabello y resaltar la belleza auténtica del mismo:
● Desenredar el cabello para que el shampoo trabaje mejor y evitar roturas, ya que en estado húmedo el cabello es más vulnerable
● Colocarse una mascarilla y dejarla actuar previo al baño. Hay productos como el Replenish que trabaja sobre cabellos dañados y tiene estractos naturales de sirope de arce y nuez pecana lo que favorece el brillo y lo nutre profundamente.
3. ELEGIR LA TEMPERATURA IDEAL DEL LAVADO
Es importante a la hora del lavado elegir la temperatura del agua ideal. Si bien el agua fría sella las cutículas y activa la circulación, el agua caliente es más eficiente a la hora de eliminar la suciedad y estando muy caliente, se podría generar más oleosidad e irritación.
El consejo es usar un punto intermedio y, cerca del final del lavado, ir paulatinamente a una temperatura más fría. Aunque no lo creamos, el cambio brusco de temperatura puede dañar la cutícula.
Luego se puede finalizar con un spray acondicionador ya que prolonga el cuidado y
evita la posible desnutrición.
4. NO TE TIRES EL POTE ENTERO
Es importante saber que el encargado de la limpieza y hacer espuma, es tarea del shampoo que elijamos. Nuestras manos sólo deben distribuirlo por las raíces de una manera suave y sin forzar; si abusamos de nuestra fuerza puede que activemos la glándula que genera cebo y llevar a un resultado contrario, un cabello más graso.
La hidratación es la clave por eso hay que saber bien qué elegimos a la hora de comprar un shampoo: gracias al extracto de guar, la línea de Hydrate garantiza una limpieza perfecta sin generar oleosidad ni cabellos pesados por el producto.
5. INVERTÍ EN UN BUEN PRODUCTO
Lo barato sale caro y esa es la ley primera. La elección de las herramientas es fundamental y nos facilita muchísimo el tiempo y el resultado a la hora de mimar a nuestro cabello: un buen desenredante, como cualquier spray acondicionador de ABC, ayuda a que el tiempo de peinado sea más corto y cueste menos, así como también el uso de peines con púas anchas, empezando siempre por las puntas y subiendo hacia la cúspide del cabello.
Las lociones son otros adicionales que siempre suman ya que tienen la textura perfecta para una buena distribución, sin aglomeración de producto, a la hora de dejar secar el cabello de forma natural. Y además, hidrata.
6. COMPROMETETE (¡DE VERDAD!)
¡El compromiso es posible! No tengas miedo a comprometerte con una línea de cuidado, shampoo y acondicionador. Al principio el cabello no se va a acostumbrar a él y sus resultados se podrán sentir inesperados los primeros días. Por eso, es importante previamente el consejo de un profesional para diagnosticar cada situación capilar en particular, en caso de que haya que recorrer un camino de reparación o de deshidratación,o probablemente haya tiempos de usar uno u otro producto.
Una vez que el cabello está en condiciones estables, se puede seguir con el producto indicado para tu tipo de cabello. Aún equivocándose con la elección del producto, las líneas de ABC, gracias a la semilla de GUAR, garantizan nunca deja
nuestro cabello áspero, sobrecargado u opaco.
7. SANAR EL CABELLO, NO “MAQUILLARLO”
Existen miles de opciones a la hora de elegir productos para reparar tu cabello, o simplemente satisfacer la necesidad de “verlo sano”. Por más que cualquier serum o aceite nos aporte brillo y suavidad, tenemos que saber que mientras el cabello esté con daños internos, todo lo que hagamos será para nada y solo maquillará lo visible.
Hoy en día, muchos tratamientos permiten arreglar diferentes situaciones internas del cabello en sólo 10 minutos, sin necesidad de calor, de cofias o de pasar toda una noche con el cabello aglomerado de producto. Y claro, queremos ver el resultado al instante, nivelar la porosidad y demás, pero para eso hay que tener cuidado con las aceites que elijamos, que no sean pesados y que no terminen asfixiando la fibra, ya que de ahí nace la deshidratación.
Lo mejor es optar por bálsamos, o lociones, ya que dan un aspecto suave y aportan
hidratación o reparación a lo largo del día.
8. VERANO, LO NUESTRO ES ALGO PERSONAL
Sabemos que los efectos del sol en verano, el mar o las piscinas resecan el cabello, lo parten, dejan el cuero cabelludo irritado, lavan los colores, los rulos de opacan.
Sin embargo existen varias y simples opciones para combatirlo: utilizar sombreros, o productos con protección UV y, fundamentalmente, sostener nuestra propia hidratación: mucha agua y lociones ultrahidratantes para proteger la cutícula en esos momento de alta exposición.
Una cutícula sana es todo lo que está bien: no se barre el color, no se deshidrata la fibra capilar y previene posibles roturas.
9. ES IMPORTANTE CONOCER NUESTRO CUERO CABELLUDO
Es vital conocer nuestro cuero cabelludo: siempre que este está sano, el cabello crecerá igual de bien. Con sólo prestar atención al color podemos darnos cuenta de
su salud.
Pero ¿Cómo saberlo? Simple: haciendo una división con la cola de un peine y observando: si es un tono rosado, está sano, y podes elegir cualquier tipo de shampoo. En cambio, si es grisáceo u opaco, probablemente tengas cabello seco, y si encontrás un color amarillento, tu cuero cabelludo será más propenso a ser graso. De esta forma es más simple elegir el producto adecuado.
10.¿CABELLO CON FRIZZ O ENCRESPADO POR NATURALEZA?
Hay una sutil diferencia entre un cabello con frizz y un cabello encrespado, lo cierto es que ambos son detestados por las mujeres.
Los cabellos más finos son los que tienen menos presencia cuticular y por esta razón son más propensos a tener Frizz ¿Cómo solucionarlo? Dándole hidratación.
En el caso de los cabellos crespos, más gruesos y resistentes, la opción es la contraria, hay que elegir productos con peso y nutrientes que aportan suavidad y
control a lo largo del día.
En este aspecto es ideal para tener una eficaz limpieza y mantener los nutrientes naturales que nos da nuestro cebo, así controlamos el encrespado. En cambio, usar un acondicionador para lavar el cuero cabelludo, no solo que no limpiará, si no que también generará residuos que en corto plazo puede generar daños dermatológicos en la piel.
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