Esta es indudablemente una obra para ver. No solo porque es una excelente versión del clásico de Henrik Ibsen “El pato Salvaje”, sino porque es el oasis logrado – nada que parezca un espejismo- de la inclusión, devenido en arte. Nadie espera que una de las protagonistas de la obra sea una adolescente con Síndrome de Down. Ella permanece acostada boca-abajo durante toda una antesala particular en que los artistas se mueven mientras el público se acomoda en las gradas. La soltura con la que se levanta, interpreta su personaje, dice sus parlamentos, el rigor con el que actúa te interpela. Efectivamente no se trata nada más de disfrutar una excelente puesta en escena, con un conflicto ético-moral bien trabajado que sostiene la atención al mismo nivel desde el inicio hasta el final.
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¿Tiene una persona el derecho de reivindicar a otra? ¿Qué sentido tiene develar los secretos de familia? ¿Quién padece las consecuencias de los silencios? Todas estas son preguntas a ser respondidas a través de la trama. Pero decir esto es decir poco. Esta obra trata de otra cosa, de actuar la inclusión, hacerla real y visible. Es lo que hace que una salga de la sala conmovida. Ver cómo se alterna actuación con realidad, cuando en las esquinas del escenario cada uno de los personajes abraza tiernamente a la adolescente impulsándola a ser parte de, es una experiencia de técnica teatral no solo moderna sino extremadamente humana. Podría decirse que esta es una obra para interpelar no sólo al pensamiento, sino al alma.
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Por Dalia Virgili Pino
CUANDO EL BOSQUE SE NOS VENGA ENCIMA
Teatro BORDER: Godoy Cruz 1838 – CABA
Dias y Horarios: Lunes 21 hs
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