Vivir en La Boca tiene su propia mística. Ser vecino de la Bombonera no es un dato menor: el barrio late al ritmo del fútbol, el arte, los turistas y la buena mesa. En ese paisaje porteño que no necesita filtro, Genovés se abre camino como un restaurante que combina alma de bodegón con espíritu moderno. Puede ser parada obligada para los del barrio o una excusa perfecta para cruzar la ciudad y sentarse a comer sin apuro.
Ubicado justo frente al estadio de Boca, es un restaurante de cocina tradicional con una vuelta actual, que se anima a reversionar platos clásicos sin perder el sabor de siempre. Acá se puede comer vitel toné todo el año, un lujo que rompe con las reglas estacionales. También preparan porchetta elaborada en el restaurante, con cocción lenta y ese crocante que se busca en cada bocado. Otro plato que sorprende es la lengua a la vinagreta: se sirve tibia, laqueada al horno de leña, acompañada de una criolla agridulce de vegetales y una mayonesa de rúcula que le suma frescura y contraste.
El cerdo a la riojana no se queda atrás: viene con puré de arvejas perfumado con menta y papas crocantes, además de un revuelto de huevos, un mix entre lo tradicional y lo fresco, ideal para quienes buscan sabores conocidos pero con algo nuevo para descubrir.
Hay parrilla con fuego real, y carnes maduradas que valen la pena. Entre los cortes se destaca la ceja de 900 gramos, pensada para compartir, además del vacío del fino. Además, el restaurante cuenta con horno Josper, que aporta un toque ahumado inconfundible tanto a las carnes como a varias guarniciones y postres.
En el capítulo pastas, la carta también dice presente: se pueden pedir los ñoquis de sémola a la romana, gratinados y doraditos, o los conchiglioni Gamberi, una pasta seca italiana rellena con brunoise de vegetales y langostinos, perfecta para los que buscan algo más liviano sin resignar sabor.
Para el final, los postres no defraudan. Hay banana split, bien retro y tentador; un original queso y dulce que combina queso gouda, cayote, pimienta y aceite de oliva, y un panqueque de manzana flambeado al rhum con helado de crema que llega humeante a la mesa y se roba todas las miradas.
La carta de vinos es amplia y tradicional, pensada para acompañar bien cada plato sin complicaciones. Y la barra de tragos es un plus para quienes buscan arrancar con un cóctel o cerrar la comida con algo más.
Genovés no es solo un lugar para comer: es una experiencia en una zona que sigue renovándose. Ideal para ir con amigos, en pareja, con la familia o llevar turistas que quieran probar sabores bien porteños, con ese toque de autor que lo transforma en un bodegón contemporáneo en el corazón del sur de la ciudad.
Brandsen 923, La Boca (1161)
https://www.genovesrestaurante.com/
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