Amén, bar de copas: el desafío de emprender, de gustar y de darle el valor supremo a la enología en Buenos Aires

La emoción invade las palabras de Florencia, y en medio de ese brindis de domingo por la tarde en su terraza frente a la plaza, en momentos de alzar las copas en un nuevo festejo de aniversario, el segundo de Amén, recordaría que la historia comenzó con una charla con su amiga María en un balcón, vinos de por medio, claro, como debe ser…

Flor es una emprendedora en el sector gastronómico cuya pasión por el vino y la comida la empuja siempre a seguir adelante. “Obviamente, tenés el que lo mira al vino como un negocio y no como un arte. Pero los que sí amamos el vino nos gusta todo este mundo. Sabemos que es arte, que tanto el enólogo, cuando empieza a hacer su vino, está haciendo arte”, reconoció.

 

 

Su recorrido en la gastronomía comenzó desde una edad temprana, con la organización de eventos y la interacción con personas del servicio. Allí, entonces, comenzaron a aparecer las dificultades que enfrentaba al equilibrar su trabajo y sus responsabilidades familiares: “Yo tengo tres hijos. Si se empezaba a complicar el evento de noche con tres chicos, las abuelas eran copadas. Pero hasta el punto de ‘hoy quiero dormir en la casa de este, quiero dormir, acá viene este, viene a dormir’ y bueno, entonces las abuelas me dijeron ‘che, Flor, hasta acá’”.

Decidió entonces transformar su casa en un restaurante a puertas cerradas durante cinco años. La pandemia trajo un cambio significativo para ella y sus socios, llevándolos a soñar y finalmente abrir un “bar de vinos”. “Nos conseguimos esta esquina que estuvo 30 años abandonada”, relató sobre un destacado punto en el que confluyen Liniers y Villa Luro. La esquina fue renovada y adaptada para mantener la estética y el trato cercano con los clientes.

 

 

Amén, el bar de vinos, se distingue por ofrecer etiquetas boutique y proyectos pequeños. ante lo que enfatiza: “Cada etiqueta que hay en la carta de vinos no está puesta al azar. No tenemos vinos comerciales. No, no nos interesan esos vinos”. Además, en cuanto al menú, la idea es mantener una “carta corta y temporaria” trabajando con productos de estación, sin dejar de lado algunos de los ya clásicos de su corta existencia, esos que los clientes fieles vuelven para continuar disfrutando, o para mostrar a sus parejas o amigos.

La buena crítica de los clientes llegó a poder materializar un sueño, su propia línea de vinos llamada Amén, elaborada por la enóloga Mariela Ardito. “Un vino que nace de un delicado proceso agroecológico, donde se toma en cuenta no solo la mirada y la importancia de lo orgánico, sino también el aspecto humano de las personas que lo elaboran”, detallaron.

 

 

“Amén Malbec es un vino que posee 15,3° de alcohol, se encuentra fermentado con su propia levadura; no dispone de ningún nutriente artificial ni tampoco contiene sulfitos. Su alto grado de alcohol se debe a la espera de una madurez lógica y adecuada, sobre todo de taninos y de materia colorante, lo que permite prescindir así de cualquier otro tipo de aditivo artificial, ya que es el mismo alcohol el cual funciona como antiséptico natural. Son estos aspectos los que vuelven especial a nuestro vino, ya que todos los valores de su elaboración los encontraremos también en su presencia y en su sabor; todo ese carácter potencial de lo orgánico, de la naturaleza en su estado puro sin ningún tipo de intervención, y consigo toda esa intención humana de fuerza espiritual; de esencia, de energía”, explicaron.

Pero no queda todo allí, ya que luego de una primera gran experiencia, vuelven los cursos sobre el ABC del vino: son 4 clases que se dictan de forma presencial todos los martes del mes de agosto en donde se degustarán diversas etiquetas para que los que quieran sumar más conocimiento de este mundo, puedan aprender todo y más.

 

 

Amén es un bar donde poder probar etiquetas de todo el país, además de comprar las botellas para degustar en el hogar, pero tampoco se reduce a eso, ya que en su espacio los sentidos son los protagonistas, y para cada plato hay una o más opciones de vinos, y gente preparada para acercar al comensal toda la información necesaria para que la experiencia sea completa.

 

Amén (@amen.winebar) se encuentra en García de Cossio 5895, de miércoles a sábados desde las 20 horas.